En la Aldeana por la mañana dan buena comida mallorquina en el menú. Por la tarde lo lleva un búlgaro con acento sevillano que lo hace bien, un "onemanbar" de libro. Elementos
arquitectónicos chulos, "rajoles" y vigas de fundición.
He visitado el local en dos ocasiones, siempre a la misma hora, las 19.00. Es la hora en la que ya no se piden cafés y que la gente ya lleva unos cuantos gintonics. La cosa estaba animada.
Discusiones a viva voz y una señora británica , de modales exquisitos, que nos preguntó a Pere Bueno y a mí si "éramos musulmanes". El segundo día pusieron videos musicales en la tele
y aquello se convirtió en un karaoke. La señora se arrancó por "Supertramp" mientras movía los brazos en una suerte de baile desacompasado. La parroquia jaleaba, y yo también.