Lo del Central es un crímen. Hace unos años era el mejor bar de Palma. Los llonguets estaban de lujo. La pléyade de camareros ( el simpático, el muy simpático, el seco, el muy seco) lo convertían
en un lugar maravilloso donde echar la tarde.
Tras el último traspaso, y pese a mantener practicamente todo el mobiliario, se ha convertido en una especie de franquicia en la que suena Manolo García en la radio y el personal tiene pinta de
"estoy en este curro hasta que encuentre algo mejor".
Ya no voy nunca.