A menudo la elevación a la cúspide de un Café se produce por pequeños detalles. Elementos del mobiliario ( los carteles del "Moka Verd", por ejemplo) permiten atravesar fácilmente la linea de los fetichismos cafetistas , tal y como me pasa en el Pigalle.
En primer lugar, el Pigalle tiene un cuadro que me enloquece. Se trata del "El Quijote contra el Moulin Rouge" ( el título es mío). Tras la reforma pensaba que lo quitarían pero ahí sigue. Por otra parte, en las mesas todavía quedan azucareros de esos grandes . También tiene nevera antigua y una familia " murera" que hace generaciones que gestiona el bar. Ambas cosas ya justifican la visita, pero si le añadimos visera, buen café, trato agradable y fotos antiguas en las paredes ya se convierte en visita obligada . Pero sobre todas las cosas..., ese cuadro.